El detective llega a su oficina, aún perturbado por lo ocurrido en la escena del crimen. La ansiedad no lo deja en paz. Se apresura a buscar el archivo del caso en los cajones de su escritorio (el jugador puede interactuar con varios hasta encontrarlo).

Cuando finalmente lo encuentra, la tensión se intensifica. El archivo es antiguo, amarillento, con notas escritas a mano. La fecha coincide con la que encontró en su libreta, pero su nombre también aparece en los documentos.

– "Esto no puede ser…" – murmura, con un nudo en la garganta.

Empieza a leer las declaraciones, los informes de la policía, los detalles del crimen. Y, de repente, un flashback lo golpea.

Todo se vuelve difuso. Los colores se lavan, las paredes de su oficina parecen desmoronarse, y en un parpadeo, el detective se encuentra nuevamente en la escena del crimen, pero algo es diferente.

La luz es turbia, el ambiente está desierto, sin su compañero, sin policías. Solo él… y alguien más.

Frente a él, una figura borrosa. Una silueta humana… matando a alguien. La víctima se desploma al suelo. El espiral aparece en la pared, escrito con sangre.

El detective trata de acercarse, con la respiración acelerada.

– "¿Quién… es…?"

Pero cada paso que da, el entorno se distorsiona más. La figura sigue garabateando en la pared, su silueta temblorosa. Algo dentro del detective se estremece.

De repente, la escena se rompe.

Por un instante, la visión es clara como el agua. La persona sosteniendo el cuchillo… es él.

El detective se despierta de golpe en su oficina, jadeando. Sus manos tiemblan sobre el archivo. Lo está leyendo, pero ya no está seguro de qué es real y qué no.